Santiago Jacomet advierte de la “deshumanización”
del fitness.
"HACEMOS SENTIRSE CULPABLE AL CLIENTE"
El elemento humano, añade el responsable de Orthos, es tan fundamental que no podemos dejar la relación con el usuario a un interfaz de pantalla.
(21-3-2018). El Director Académico de Orthos, Santiago Jacomet, reflexiona sobre una de las principales tendencias que se consolidarán en el sector del fitness durante 2018. Se trata de la, cada vez más extendida, aplicación de la tecnología en el entrenamiento. Jacomet advierte sobre la “paulatina deshumanización del fitness”.
Santiago Jacomet, Director Académico de Orthos y Licenciado en Medicina, recuerda que en el sector del fitness se ponen en contacto entre sí personas que cuidan a otras personas y se facilita la interacción. “El factor humano es lo suficiente importante como para que reflexionemos sobre algunas tendencias”, advierte.
Santiago Jacomet es médico y Director Académico de Orthos
El elemento humano, añade el responsable de Orthos, “es tan fundamental que no podemos dejar la relación con el usuario en manos de un interfaz de pantalla”. Según añade, “cuando el cliente usa una máquina elíptica y su relación con el gimnasio tiene lugar a través de un equipo electrónico que indica la velocidad, los pasos dados y las calorías consumidas, estoy perdiendo oportunidades de desarrollar relaciones humanas”.
LA CARA HUMANA DEL GIMNASIO
Jacomet se pregunta sobre el ‘interface’ que incorpora la tecnología: “En este caso el cliente tiene cara pero, ¿y la otra cara? ¿Son píxel? ¿Es la del ingeniero que diseñó el equipo?”.
“El responsable de una instalación, se debería preocupar porque ese cliente esté perdido mirando a la nada. Y debería poner a su disposición un equipo de personas, técnicos que interactúen con él; preguntando, mirando, vigilando la calidad de sus movimientos, corrigiendo si es necesario”, añade.
“En este mismo sentido, ¿qué hacemos con los clientes que leen revistas o miran la tele al hacer bicicleta estática? Quizá éste sea uno de los peores errores que podemos cometer. No sólo tenemos a un cliente autómata, sino que además su entrenamiento es ineficaz”, asegura.
EL CLIENTE QUE SE SIENTE CULPABLE
El director de Orthos suma nuevas advertencias a los centros deportivos. “Si me dirijo a recepción y pido que me atienda un entrenador personal porque quiero perder peso, vendrá un técnico, amable y empático. Me hará una encuesta y una entrevista personal”.
“Después de 30 minutos de charla”, añade Jacomet, “no sólo estaré obligado a hacer ejercicio tantas veces como sea posible. Además, y sin haberlo pedido, me llevaré un montón de consejos nutricionales, no podré tomar cervezas, deberé de dejar de fumar lo antes posible. He entrado con un deseo (adelgazar) y una voluntad (empezar a entrenar) y me voy con tres pecados y dos obligaciones más. Luego nos quejamos de que la permanencia media en el centro sea sólo de 6 meses. Lo extraño es que alguien vuelva al día siguiente”, ironiza el doctor.
TANTOS GADGETS …
Otra cuestión planeada por Jacomet son los gadgets. “Tenemos pulseras con acelerómetros, cintas rodantes que se ajustan a nuestra frecuencia cardiaca, máquinas reguladas electrónicamente para conocer nuestra 1RM o el peso que debemos mover al 80% en la parte excéntrica del ejercicio”, enumera.
Pero, se pregunta: cuando una persona tiembla al ejecutar una repetición forzada, ¿quién mide esa vibración? Cuando la descoordinación de nuestras piernas nos hace tropezar , ¿quién está a nuestro lado para decir que bajemos el ritmo?.
El director académico piensa que el fitness es demasiado humano para que los equipos electrónicos controlen todos y cada uno de los parámetros que indican que un entrenamiento se está realizando de forma correcta.
“Cuando apoyamos con la mano el codo del cliente que está entrando en fallo; cuando hablamos con él y detectamos que su test de charla (talk test) indica una intensidad excesiva, entonces sí, estamos tratando de humano a humano. La calidad del entrenamiento mejora, establecemos relaciones interpersonales de confianza y la calidad del servicio y la experiencia aumentan”, añade.
“En resumen”, opina Santiago Jacomet, “no podemos negar la gran utilidad de la tecnología. Tampoco que establecer objetivos es una de nuestras funciones. Ni negar que no podemos llegar a todos los clientes por igual. Pero, si somos conscientes de las prioridades, haremos del club un centro más humano”, concluye.
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